martes, 18 de junio de 2013

Concepciones históricas sobre la materia: esencialismo y atomismo

Es el esencialismo y reduccionismo de René Descartes el que ha tenido un impacto mayor desde el siglo XVII hasta nuestros días. Descartes era de la opinión de que cualquier investigación científica debería proceder descomponiendo el objeto o sistema de estudio en sus partículas más simples hasta encontrar aquella que contuviera la más simple de todas las propiedades, la que no tuviera más necesidad que de sí misma para explicarse, prescindiendo de toda relación con su entorno. Siguiendo a Descartes, se encontraría que las propiedades de un sistema serían esas propiedades esenciales de la partícula fundamental, las cuales se transmitirían a través de todos los niveles ontológicos del mencionado sistema.
Con base en este principio se desarrollaron las investigaciones de la física clásica, y de la química, que sostenía la esencia de átomos primero y después de partículas subatómicas para explicar el comportamiento último de la materia. En las ciencias sociales, Thomas Hobbes y Adam Smith, entre otros, pretendieron encontrar en una supuesta esencia egoísta y competitiva del ser humano, la base de toda organización social, siendo la producción de mercancías y la propiedad privada lo que daría contenido, sentido a esa esencia. En las ciencias de la vida, numerosos biólogos se afanaron por encontrar las propiedades esenciales de cada grupo de organismos, por ejemplo, en sus aparatos reproductores. Darwin se apoyó en esencialismos de la economía política, principalmente de Thomas Malthus, para explicar la evolución biológica en función de las habilidades diferenciadas de cada especie para competir por los escasos recursos, causados por un supuesto desequilibrio eterno, esencial entre medios de subsistencia y crecimiento poblacional.
El cuestionamiento al esencialismo, ha ido mostrando la base ideológica que en múltiples casos tiene la asignación de esencias a los objetos de la ciencia. Esta ideologización produce fuertes limitaciones, dogmatismos y fetichismos que están sirviendo a los intereses de los grandes consorcios multinacionales, a los Estados que los sostienen y a ideologías opresivas cada vez más salvajes.

La ciencia contemporánea debe pugnar por un cambio claro. En vez de estarse buscando arbitrarias cualidades esenciales, es preciso enfocar la investigación científica a la comprensión de las relaciones en los sistemas de estudio, como el punto de partida. Es a partir de esto como una ciencia refundada podrá contribuir a la resolución de los acuciantes problemas mundiales contemporáneos.

1 comentario: